La Selección Argentina llegó a Ecuador con la soga al cuello y, gracias a los goles de Lionel Messi, terminó el partido con el boleto directo a Rusia 2018 en el bolsillo.

El astro argetino volvió a vestirse de héroe y marcó el triplete que le permitió al equipo nacional ganar 3-1 (había arrancado perdiendo a los 45 segundos) para así conseguir una clasificación histórica al próximo mundial.

Los hinchas que estuvieron en Quito celebraron junto a los jugadores, que no ocultaron sus emociones. Los festejos y las lágrimas de alegría también se repitieron en Buenos Aires, cuando los hinchas invadieron el Obelisco, y en Tucumán. Los bares de la ciudad se llenaron para ver el triunfo más esperado de Messi y compañía.
TODOS FELICES. Los fanáticos de la Selección celebraron la clasificación argentina en el Obelisco de Buenos Aires. (DYN)
GRITO SAGRADO. Un joven y el mozo de un bar celebran uno de los goles de Messi ante Ecuador mientras ella observa en detalle lo que muestra la televisión. (LA GACETA FOTO DE DIEGO ARAOZ)
EMOCIÓN. En un bar, el hincha no oculta sus lágrimas luego de la histórica clasificación. (LA GACETA FOTO DE DIEGO ARAOZ)
ALIENTO. Los hinchas argentinos animaron la tribuna antes y durante el partido. (REUTERS)
AYUDA DIVINA. En el Estadio Olímpico Atahualpa, un aficionado de Argentina le pide ayuda a Dios antes del inicio del partido. (REUTERS)
MINUTO MORTAL. Los hinchas no pueden creer el gol de Ecuador, en apenas 45 segundos de partido. (REUTERS)
OBJETIVO CUMPLIDO. Los aficionados argentinos festejan en un bar de Buenos Aires los goles de Messi que le dieron el pasaje a la Selección. (REUTERS)
ABRAZO. Messi demuestra toda su felicidad abrazando a Biglia, mientras Di María sigue su camino con una gran sonrisa. (REUTERS)
DESCONTROL. Los fanáticos de la Selección deliraron con el triunfo que clasificó al equipo directo al Mundial. (REUTERS)
ALEGRÍA. Los jugadores argentinos, con Messi a la cabeza, cantan frente a la hinchada nacional que estuvo presente en Quito. (REUTERS)
SIN ESCAPATORIA. Messi no puede escapar de los abrazos y los flashes luego de la consagración argentina. (REUTERS)
DESAHOGO. Mascherano cierra sus puños y Biglia, en el piso, respira tranquilo inmediatamente después del triunfo sobre Ecuador. (REUTERS)